Al examinar el impacto personal de temas críticos como el cambio climático, hay estudios que demuestran cómo algunos estudiantes experimentan cierto grado de ansiedad, desmotivándolos para enfrentar este avasallante reto.
Sin embargo, son precisamente las nuevas generaciones quienes tienen el potencial no solo para cambiar los hábitos propios, sino para proponer soluciones. Este reto necesita grandes transformadores. ¿Cómo pueden los docentes, motivarlos a tomar medidas y actuar?
Luis Gerardo Rojas Solorio es profesor asociado de ética, sustentabilidad y responsabilidad social en el Tecnológico de Monterrey, y aquí te ofrece algunos consejos sobre cómo aprovechar y calmar la ansiedad ecológica de tus estudiantes, usando juegos y debates divertidos, para impulsar el cambio.
Reconociendo la “ansiedad ecológica”
Es extraordinariamente difícil enseñar sobre el cambio climático y la sostenibilidad durante lo que se ha descrito rotundamente como la “década decisiva”. Sin embargo, un estudio publicado en Lancet Planetary Health, que encuestó a 10,000 jóvenes (de 16 a 25 años) en 10 países sobre sus temores sobre la crisis climática, podría proporcionar una mayor comprensión. El estudio encontró que el 50% de los jóvenes encuestados informaron sentirse asustados, tristes, ansiosos, enojados, impotentes, indefensos y culpables; también reportaron sentimientos de traición con respecto a la (in)acción del gobierno. De hecho, el 56% de los estudiantes encuestados piensa que la humanidad está condenada. Pese a esto, tal vez reconocer y utilizar esta ansiedad ecológica sea un medio a través del cual se pueda motivar a los jóvenes.
Por supuesto, debe cuidarse la forma de abordar estos temas para no exacerbar la ansiedad ecológica, que puede presentarse como una negación de la crisis, depresión, indiferencia, desdén y más. Por lo tanto, es vital ayudar a los estudiantes a reconocer y aceptar sus emociones.
Por ejemplo, un docente puede solicitar a sus alumnos crear imágenes que representen sus sentimientos después de escuchar por primera vez sobre el estado actual de las cosas en temas relacionados con el cambio climático. Luego, usando juegos como Minecraft, pedirles crear el tipo de sociedad en la que les gustaría vivir, donde el cambio climático no sea un problema. Enseñar a los estudiantes sobre conceptos por los que vale la pena esforzarse, puede incitarlos a pensar en soluciones a los problemas en lugar de sentir indiferencia o impotencia. Conoce más recomendaciones, aquí.
Pensamiento crítico y sistémico basado en la “ecoansiedad”
Otros elementos importantes de esta ecuación tienen que ver con el pensamiento crítico y sistémico sobre el cambio climático. Un estudio de Ecopsychology analizó la relación entre la negación del cambio climático y la exposición a los efectos del cambio climático. Encontró que la ansiedad ecológica era menor en aquellos con niveles altos y bajos de exposición a los desastres naturales. Los autores argumentan que “este mecanismo de defensa psicológica puede explicar en parte por qué muchas personas son reacias a luchar contra el cambio climático incluso en países amenazados por este”.
Negar la realidad, aunque tal vez sea comprensible, no es beneficioso. Más bien, es necesario que el docente concientice a sus estudiantes acerca de esta negación, ayudándolos a identificarla en forma asertiva. Existen algunas herramientas para ello, por ejemplo la aplicación Cranky Uncle, que emplea dibujos animados y pensamiento crítico para combatir la desinformación. Conoce más recomendaciones, aquí.
Te invitamos a leer el artículo completo “Embrace students’ eco-anxiety to spur critical and systemic climate action” para conocer a detalle todas las recomendaciones del experto. Accede también a más publicaciones a tu disposición para innovar en tu práctica docente, en el espacio digital THE Campus, del Tecnológico de Monterrey.
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FUENTE | THE Campus, Tecnológico de Monterrey
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