Independientemente de la experiencia de un(a) docente, el equilibrar la preparación de conferencias, diseñar actividades, y aprender cómo usar nuevas herramientas digitales para mantener a sus estudiantes interesados, al mismo tiempo que hace prácticas de laboratorio, realiza investigaciones empíricas, analiza datos, lee y, por supuesto, escribe artículos para publicaciones, puede ser abrumador para cualquiera.
Megumi Terui es Profesora Tutora en la Dirección de Innovación Educativa y Aprendizaje Digital en el Tecnológico de Monterrey, y aquí te ofrece algunos consejos para equilibrar las dos partes clave del trabajo de un educador: investigación y docencia.
El antes y el ahora
En el pasado, tal vez era más aceptado que un(a) maestro(a) se concentrara más en enseñar al alumnado y tal vez hacer un par de proyectos de investigación al margen, o bien, que se enfocara más en investigar y avanzar en su campo mientras ocasionalmente enseñara en un grupo o dos. Este ya no es el caso, pues su papel no solo se ha transformado drásticamente en los últimos años (a veces incluso agregándole tareas administrativas), sino que hoy también se espera que las universidades proporcionen a sus estudiantes un aprendizaje valioso, por parte de instructores(as) expertos(as), reconocidos(as) e innovadores(as) en su campo.
Como alumna de doctorado que también enseña a estudiantes de pregrado en una universidad caracterizada por sistemas de enseñanza innovadores, a continuación te ofrezco tres recomendaciones que espero puedan ser útiles para enfrentar este desafío.
1. Establece expectativas realistas
¿Quieres publicar en revistas revisadas por colegas? Eso es genial, pero hay que ser realistas acerca de la cantidad de artículos que eres capaz de publicar durante un año académico. Algunas universidades tienen un número específico de colaboraciones que solicitan a su profesorado, en cuyo caso, lo más recomendable sería ajustarlas a tu carga de trabajo. Esto es especialmente importante si te invitan a ser coautor(a) de un artículo; y por cierto, nunca olvides que está bien decir "no". Conoce más recomendaciones, aquí.
2. Descubre qué tipo de investigador(a) eres
Algunas personas tienen un mejor flujo de trabajo mental temprano en la mañana, mientras que otras somos noctámbulas. Identifica el momento en el que te sientes más productivo(a), apártalo en tu horario y márcalo en tu calendario. Uno de los errores más básicos que cometemos es programar nuestras clases y horas de trabajo de oficina, y dejar los "espacios restantes" para investigar.
Es entonces cuando suele suceder una de dos cosas: percibes todo ese tiempo “libre” como tiempo de descanso y nunca te pones a trabajar en tu proyecto de investigación; o lo usas todo (o la mayor parte) para investigar, incluso descuidando tu vida personal. Reservar tiempo exclusivo para la investigación durante los períodos en que somos personas más fructíferas, aumenta nuestras posibilidades de seguir adelante con un proyecto. Conoce más recomendaciones, aquí.
3. No tengas miedo a las herramientas, confía en ellas
¡Tecnología al rescate! La mayoría de las universidades tienen un LMS (Learning Management System, o sistema de gestión del aprendizaje) que suele estar infrautilizado. Si eres como yo y te encanta enseñar, pero no te agrada calificar, descubre si tu LMS puede hacerte la vida más fácil. Por ejemplo, Canvas te permite grabar una entrada de video como retroalimentación, lo cual resulta más fácil y rápido que escribir comentarios, con el beneficio adicional de generar una buena relación con cada estudiante.
Pero, ¿y si se te dificulta la publicación? Escribir mi tesis con el apoyo de un administrador de citas, hizo la diferencia para mí. Recomiendo Mendeley, ya que se integra muy bien con el sistema de mi universidad, pero también pueden ser útiles otras opciones como Zotero y EndNote. Descubre cuál funciona mejor para ti, y recuerda que dominarla puede llevarte algo de tiempo. ¡Definitivamente, no te rindas! Las horas que ahorré rastreando fuentes y notas, bien valieron la pena ese tiempo dedicado a aprender a usar la herramienta. Conoce más recomendaciones, aquí.
Una nueva perspectiva de la “investigación +/- docencia”
Como nota final, ¿qué puedes hacer si todo lo anterior parece demasiado difícil de implementar o incluso fuera del alcance de tus manos, y aún no puedes encontrar un equilibrio entre la enseñanza y la investigación? Une tus tareas: ¡trae tus ideas de investigación al salón de clases y hazlas parte de tu impartición! Si te es posible, agrega tus propios temas de investigación directamente al plan de estudios.
Si bien no debes esperar que el alumnado hagan el trabajo por ti, involucrar a los(as) estudiantes en tu tema de investigación a través de debates en clase puede ayudarte a detonar ideas que luego podrás explorar, y ellos(as) sin duda se beneficiarán de las habilidades de pensamiento crítico que desarrollarán cuando interactúen con los materiales directamente de la fuente: tú.
Te invitamos a leer el artículo completo “Three key tips to help balance research and teaching duties” para conocer a detalle todas las recomendaciones de la experta. Accede también a más publicaciones a tu disposición para innovar en tu práctica docente, en el espacio digital THE Campus, del Tecnológico de Monterrey.
Si eres docente del Tecnológico de Monterrey, conoce cómo participar en esta iniciativa, aquí:
innovacioneducativa.tec.mx/campus.
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